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Los líderes de producto se enfrentan a un enorme reto en una era marcada por la constante evolución de la tecnología y el cambiante ecosistema digital: crear experiencias digitales que conecten con los usuarios, destaquen en un mercado saturado y aporten un auténtico valor de negocio a las empresas.
Para lograr este objetivo, resulta imperativo adoptar un enfoque que coloque al usuario en el centro de la creación de productos y servicios digitales. Esto implica poner las necesidades, preferencias y comportamientos de los usuarios en primer plano, guiando así el diseño y desarrollo de productos y servicios. Al hacerlo, se garantiza una conexión más efectiva con las expectativas de nuestro público objetivo.
Por otra parte, es crucial que los equipos de liderazgo armonicen estas necesidades centradas en el usuario con los objetivos comerciales, las restricciones tecnológicas y la adaptación adecuada a las peculiaridades del mercado en el que opera la compañía. Esta alineación estratégica resulta esencial para asegurar el éxito tanto a nivel de usuario como de negocio, creando productos y servicios que no solo satisfagan las expectativas del mercado, sino que también cumplan los objetivos de las empresas.
El Discovery de productos es un proceso utilizado para identificar los puntos débiles, definir nuevos conceptos y evaluar oportunidades de nuevos productos, servicios o funcionalidades que respondan a las necesidades y deseos de los usuarios. Es la fase inicial crucial de un proyecto digital en el que ideas e hipótesis se convierten en conceptos concretos y planes claros de trabajo. En pocas palabras, el discovery de productos consiste en encontrar aquellos problemas a resolver u oportunidades a explorar dentro de una organización, junto con la exploración, desarrollo y validación de las ideas más prometedoras.
Ejecutar un proceso de discovery implica seguir una serie de pasos de exploración, análisis, ideación y validación bien definidos. Estos pasos ayudan a los equipos a orientarse en el complejo terreno del desarrollo de productos y garantizar que el resultado final no solo sea funcional, sino que también esté en sintonía con la audiencia y genere un impacto real en los objetivos de negocio generales:
Definición del problema o la idea: El primer paso consiste en definir claramente el problema que se pretende resolver o la idea que se pretende explorar. Es fundamental hacer énfasis no sólo en los aspectos técnicos o funcionales, sino también en el valor que agregará al usuario y el posible impacto empresarial.
Ideación: Generar múltiples ideas y conceptos que puedan resolver el problema resulta vital. Es imprescindible conformar e incentivar a los equipos interdisciplinarios a participar en un proceso dinámico de generación e intercambio de ideas. Definir de manera concisa el problema o las oportunidades y fijar objetivos concretos para las distintas fases será fundamental así como también tener un objetivo que ayude al equipo a mantener el rumbo y proponer ideas relevantes para solucionar los problemas en cuestión.
Priorización: Tras generar un amplio abanico de ideas, el equipo debe emprender un proceso de evaluación y priorización bien estructurado. Se deben considerar factores como la viabilidad, el potencial impacto empresarial, las necesidades de los usuarios y proponer soluciones para resolver el núcleo del problema identificado.
Creación de prototipos: Es recomendable desarrollar prototipos Lo-fi que plasmen los conceptos e ideas de manera concreta. Estos prototipos deben ser lo suficientemente detallados como para probar y validar las funcionalidades básicas y principales de la propuesta explorada.
Pruebas con usuarios: Involucrar a los usuarios en la fase de pruebas para recabar valiosos comentarios o datos resulta prioritario. Esta información podría servir de brújula y guiar las mejoras iterativas destinadas a perfeccionar las características y funcionalidades del producto, garantizando que satisfagan con precisión las expectativas y requisitos del usuario.
Validación: Llevar a cabo una validación exhaustiva del concepto final es un punto de control y análisis fundamental en el proceso de desarrollo conceptual de un producto digital. Implica una combinación de validación centrada en el usuario, análisis técnico, evaluación del mercado, alineación de equipos internos y objetivos generales de la compañía. Este exhaustivo proceso de validación ayuda a garantizar que el producto no sólo satisfaga eficazmente las necesidades del usuario, sino que también contribuya positivamente a las metas estratégicas de la organización y a su éxito a largo plazo.
Incorporar estos cinco pilares fundamentales en un proceso discovery de productos permite a los equipos descubrir nuevas oportunidades, adaptarse a las demandas cambiantes del mercado y diferenciarse en un entorno empresarial altamente competitivo:
Colaboración interfuncional:
Cada equipo aporta habilidades y conocimientos únicos. Los diseñadores se enfocan en la experiencia del usuario y la estética, los desarrolladores en la viabilidad técnica, los responsables de producto en la alineación estratégica, y los expertos en marketing en el posicionamiento en el mercado y ventajas competitivas. La combinación de estas perspectivas resulta en un producto completo que abarca todos los aspectos que impactarán en el lanzamiento de un producto o servicio digital exitoso.
Métodos de investigación y validación de usuarios:
El éxito del discovery de productos comienza con un profundo entendimiento de los usuarios. Se trata de generar ideas y nuevos conceptos que aporten soluciones a sus problemas y necesidades. La creación de perfiles de usuarios, y el mapeo de sus journeys y puntos de contacto resultan componentes fundamentales de esta etapa. Técnicas como encuestas, entrevistas y pruebas de usabilidad ayudan a validar ideas y conceptos, garantizando que el producto se ajuste a las necesidades de la audiencia.
Desarrollo ágil de productos e innovación:
Las metodologías ágiles reconocen que el camino hacia un producto exitoso rara vez es lineal. Se trata más bien de una serie de iteraciones, cada una de ellas basada en la anterior. El propio proceso de discovery de producto es a menudo un viaje de exploración y perfeccionamiento, y las metodologías ágiles ayudan a ordenar, priorizar y jerarquizar el trabajo, lo que permite una mejora evolutiva continua de la solución.
Creación de un plan de discovery de productos:
Un plan bien estructurado incluye un detalle de todo el proceso de discovery de productos digitales, incluidos los objetivos, los plazos, las responsabilidades y los KPIs a evaluar. En esencia, este plan constituye una guía estratégica que resume el "qué", el "por qué", el "cómo" y el "cuándo" del proceso de discovery de productos y servicios. La creación de un plan adecuado garantiza que cada miembro del equipo comprenda sus responsabilidades, los resultados esperados y las etapas clave del proceso. Además, sirve para medir el progreso con respecto a los KPI predefinidos, lo que ofrece información clave sobre la eficacia del proyecto, permitiendo corregir el rumbo si es necesario.
Análisis del mercado y priorización de las funcionalidades:
Examinar y analizar el entorno competitivo y las tendencias del mercado resulta crucial. Permite al equipo de desarrollo de productos estar en sintonía con las expectativas de los consumidores y los referentes del sector. En este sentido, la priorización de funcionalidades representa el arte del discernimiento y la jerarquización. Permite a los equipos examinar una infinidad de posibilidades y concentrar sus energías en aquellas opciones que aporten mayor valor a los usuarios y al negocio. No se trata sólo de lo que puede hacerse, sino de lo que debe hacerse primero.
La estrategia de producto y el proceso de discovery de productos están estrechamente vinculados, aunque se diferencian entre sí. La estrategia de producto establece la visión y los objetivos generales de un producto o experiencia digital, definiendo la dirección a seguir. Por otro lado, el discovery de productos es la etapa en la que se exploran y definen las características específicas, los nuevos conceptos y las soluciones que concretarán la estrategia del producto. En esencia, es la aplicación práctica de la estrategia.
La estrategia de producto actúa como una guía que proporciona una visión clara y de alto nivel para un producto digital. En ella se definen la misión y los objetivos generales, orientando el proyecto en una dirección específica. Responde al "por qué" de un producto, estableciendo un marco estratégico que orienta al equipo y garantiza la alineación hacia un objetivo común.
En cambio, el discovery de productos representa la ejecución táctica precisa de esa estrategia. Implica adentrarse en el panorama digital, comprender las necesidades de los usuarios e identificar las funciones y soluciones específicas que darán vida a la estrategia de un producto. Se trata de un proceso dinámico de investigación, prueba e iteración para descubrir las formas más efectivas de materializar la visión estratégica en un contexto digital.
La interacción entre estos dos elementos es esencial. Una estrategia de producto bien definida proporciona el contexto para el discovery de productos, permitiéndole concentrar sus esfuerzos en áreas específicas y tomar decisiones basadas en datos. A su vez, el discovery de productos informa y perfecciona continuamente la estrategia al aportar ideas del mundo real y comentarios de los usuarios.
El enfoque principal de discovery de productos va más allá de ser un simple proceso de ideación; representa una mentalidad estratégica que transforma la forma en que los líderes de producto digital lanzan nuevas soluciones y evolucionan las actuales. Estas metodologías y procesos proporcionan las herramientas y datos necesarios para tomar aquellas decisiones informadas que pueden determinar el éxito o fracaso de un producto o servicio digital.
En un mundo tecnológico complejo y dinámico, la habilidad para discernir entre ideas no viables y aquellas que aportarán un real valor al negocio y los usuarios, constituye una ventaja diferencial clave. Este enfoque estratégico también actúa como un factor unificador vital al alinear a los diferentes equipos bajo una visión, misión y objetivos compartidos. Fomenta así un sentido de propósito y dirección, donde todos comprenden el "por qué" de lo que construyen y cómo se integrará a los objetivos generales de la compañía.
Por otro lado, mejora la colaboración, agiliza los flujos de trabajo y minimiza errores, creando un entorno propicio para la innovación. Además, capacita a los líderes de áreas para crear productos y experiencias innovadoras que impacten en los usuarios. Al poner a los usuarios en el centro del proceso de toma de decisiones, es posible anticiparse a sus necesidades, abordar puntos de dolor y ofrecer experiencias excepcionales.
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